Tres jóvenes estudiantes de diseño de Londres han diseñado una botella de agua que, no solo no es contaminante, sino que además se puede comer.

La idea está inspirada en la membrana que recubre los huevos y la tecnología usada se basa en la esferificación usada en alta cocina y que podemos conocer por programas como Masterchef.

Por otro lado se puede etiquetar sin usar ningún tipo de adhesivo creando una doble capa que encierre la etiqueta.

En definitiva es una idea muy interesante, aunque los mayores retos que se pueden encontrar son lo incómodo de su uso y la facilidad con que se parta esta botella en su transporte, pero todas las ideas que se puedan aportar para mejorar la sostenibilidad del medioambiente son bienvenidas.

Otras Noticias